La cara más solidaria de Pape Cheikh |
En su tercera temporada en Vigo y cuatro años después de haber llegado a España, Pape echa la vista atrás con una expresión mezcla de nostalgia y experiencia, muy poco habitual en un chico que apenas cuenta con la mayoría de edad: "Muchas veces lo pasamos mal porque no teníamos balones ni botas, a veces entrenábamos sin calzado".
Pape ha comenzado a enviar material deportivo a su antigua escuela: "Todavía no he vuelto, pero espero hacerlo algún día y poder ayudarles más." |
Sin apenas recursos desde sus orígenes, Pape ha empezado a enviar material deportivo al FC Solar para que pueda seguir adelante con su labor: "Quiero que los chavales se animen a ir y que vean que hay posibilidades de convertirse en futbolistas y ayudar a sus familias". Además, fruto del despunte de Pape en el Celta y en las categorías inferiores de la Selección Española, el interés de ojeadores y clubes por la escuela ha aumentado. "Últimamente ha ido gente de fuera para ver a los chicos de allí", dice.
Pape comenzó a acudir a la academia con 12 años, a escondidas de su madre, a quien no terminaba de convencerle la práctica del deporte rey: "Iba todos los días sin que lo supiera", cuenta con una sonrisa el joven celeste. Su compinche para escabullirse a jugar al fútbol no era otro que Bamba Ndiaye, jugador del Deportivo B, sobre el que Pape habla como si de un hermano se tratase: "Era mi mejor amigo en el vecindario y en la escuela. Vivíamos a un minuto de distancia y muchas veces él dormía en mi casa o yo en la suya. Siempre estábamos juntos en Senegal y ahora mira qué casualidad, él en el Deportivo y yo en el Celta. Quedamos muchas veces y si podemos veremos el derbi juntos".
Centrado en triunfar con la camiseta celeste y ya totalmente adaptado a la vida en España, Pape no quiere olvidar sus orígenes ni a su gente: "Todavía no he vuelto, pero espero hacerlo algún día y poder ayudarles más. Es lo que pretendo".
Fuente: Reportaje | Real Club Celta de Vigo
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