El empate del Celta B el pasado domingo ante el Marino de Luanco puso punto y final a la temporada para el filial celeste, que durante este año ha vivido momentos de luces, pero muchos otros de sombras. Situaciones y, sobre todo, decisiones que el club deberá tener en cuenta este verano para la planificación de la próxima campaña.
Una temporada que comenzaba con un objetivo peligroso. Tanto es así que alrededor de esto se han tomado decisiones y basado las críticas sobre la planificación que el club estaba llevando a cabo, al ser considerado en cierto modo exagerado. Nos referimos a la lucha por el play-off de ascenso que el presidente se marcó como objetivo y que en el mes de diciembre Mario Bermejo, miembro de la secretaría técnica, consideró que no era realista.
En lo deportivo la temporada comenzó de forma inmejorable, pero tras un pequeño bache de resultados, en los que el filial solo sacó dos empates en cinco partidos, la directiva decidió destituir a Fredi Álvarez; a pesar de ello, el filial seguía a cinco puntos del play-off tras lograr 17 puntos en doce jornadas (1,41 puntos/jornada). Miguel Torrecilla achacó esta decisión a la marcha deportiva del equipo, en contra de otras versiones que hablaban de falta de 'feeling' entre Fredi y la secretaría técnica por no acatar ciertas imposiciones del club.
Tras su salida, Javi López -entrenador con muchos años de experiencia en su carrera, pero sin ninguna experiencia previa en un grupo con jugadores jóvenes- tomó las riendas del filial en la 13ª jornada. Esta contratación fue un auténtico fracaso desde el punto de vista deportivo, pero también de identidad para el Club.
En esta 'etapa gris', el Celta B pasó de estar cerca de los puestos de promoción de ascenso hasta rondar los de descenso, con un empeoramiento progresivo del juego del equipo, futbolistas apartados sistemáticamente jornada tras jornada, jugadores que pasaron de casi no jugar a hacerlo poco menos que por decreto y todo ello condujo a unos malos resultados. Tanto es así, que en 17 partidos con el catalán al frente del filial se obtuvieron solamente quince puntos (0,88 puntos/partido), una renta muy escasa.
Para reconducir la situación, el club fulminó a Javi López a nueve partidos para el final y Toni Otero -director de las categorías inferiores- se puso al frente de la nave celeste de manera inmejorable, pues en estos partidos logró cinco victorias, un empate y tres derrotas -dos de ellas ha domicilio-, unos números (1,78 puntos/partido) que extrapolando esa progresión lo hubieran tenido incluso en el ansiado play-off.
Unos resultados favorables que no fueron fruto de la casualidad, sino del trabajo de un grupo que a pesar de los vaivenes siempre estuvo muy unido, y que sobre todo se hizo fuerte en casa, pues en esta corta etapa al filial solamente se le escaparon tres puntos como local, ante un rival como el Racing de Ferrol, haciendo doce puntos de quince posibles en Barreiro.
Todo esto no fue fruto de ningún milagro, sino de aplicar la lógica y el sentido común. El 'renovado' Celta B de Toni Otero se caracterizó por recuperar una dinámica de juego definida y la insistencia en la presión, aumentando así el caudal ofensivo favorecido en gran parte por el uso de extremos más puros como Luis Rioja, la movilidad de Josep Señé o la adaptación de Thaylor a banda, en contraposición al abuso del mediocampismo de la etapa anterior.
También ha sido importante en este tramo final la presencia de un Yelko Pino que, una vez asegurados los objetivos del Juvenil DH, ha vuelto a contar para el filial, asociándose con Josep Señé como compañero perfecto; un David Goldar que ha aumentado la seguridad defensiva junto a Jonathan de Amo, y también la irrupción de Néstor Díaz que ha demostrado grandes cualidades bajo los palos.
Y por supuesto una figura clave en este Celta B ha sido Borja Iglesias, que ha anotado nada más y nada menos que 17 goles -siendo el tercer máximo goleador del Grupo I de Segunda B y el máximo gallego- y repartiendo siete asistencias. Un referente en ataque, que desde su llegada al club no ha dejado de crecer y que cada día es mejor futbolista, y al que la categoría de bronce se le está quedando pequeña.
A pesar de todo lo sucedido, tanto lo bueno como lo malo, el filial ha conseguido mantenerse un año más en la categoría, un año difícil que esperemos haya servido para aprender de los posibles errores para no volver a cometerlos de cara al futuro.
Una temporada que comenzaba con un objetivo peligroso. Tanto es así que alrededor de esto se han tomado decisiones y basado las críticas sobre la planificación que el club estaba llevando a cabo, al ser considerado en cierto modo exagerado. Nos referimos a la lucha por el play-off de ascenso que el presidente se marcó como objetivo y que en el mes de diciembre Mario Bermejo, miembro de la secretaría técnica, consideró que no era realista.
En lo deportivo la temporada comenzó de forma inmejorable, pero tras un pequeño bache de resultados, en los que el filial solo sacó dos empates en cinco partidos, la directiva decidió destituir a Fredi Álvarez; a pesar de ello, el filial seguía a cinco puntos del play-off tras lograr 17 puntos en doce jornadas (1,41 puntos/jornada). Miguel Torrecilla achacó esta decisión a la marcha deportiva del equipo, en contra de otras versiones que hablaban de falta de 'feeling' entre Fredi y la secretaría técnica por no acatar ciertas imposiciones del club.
Tras su salida, Javi López -entrenador con muchos años de experiencia en su carrera, pero sin ninguna experiencia previa en un grupo con jugadores jóvenes- tomó las riendas del filial en la 13ª jornada. Esta contratación fue un auténtico fracaso desde el punto de vista deportivo, pero también de identidad para el Club.
En esta 'etapa gris', el Celta B pasó de estar cerca de los puestos de promoción de ascenso hasta rondar los de descenso, con un empeoramiento progresivo del juego del equipo, futbolistas apartados sistemáticamente jornada tras jornada, jugadores que pasaron de casi no jugar a hacerlo poco menos que por decreto y todo ello condujo a unos malos resultados. Tanto es así, que en 17 partidos con el catalán al frente del filial se obtuvieron solamente quince puntos (0,88 puntos/partido), una renta muy escasa.
Para reconducir la situación, el club fulminó a Javi López a nueve partidos para el final y Toni Otero -director de las categorías inferiores- se puso al frente de la nave celeste de manera inmejorable, pues en estos partidos logró cinco victorias, un empate y tres derrotas -dos de ellas ha domicilio-, unos números (1,78 puntos/partido) que extrapolando esa progresión lo hubieran tenido incluso en el ansiado play-off.
Unos resultados favorables que no fueron fruto de la casualidad, sino del trabajo de un grupo que a pesar de los vaivenes siempre estuvo muy unido, y que sobre todo se hizo fuerte en casa, pues en esta corta etapa al filial solamente se le escaparon tres puntos como local, ante un rival como el Racing de Ferrol, haciendo doce puntos de quince posibles en Barreiro.
Todo esto no fue fruto de ningún milagro, sino de aplicar la lógica y el sentido común. El 'renovado' Celta B de Toni Otero se caracterizó por recuperar una dinámica de juego definida y la insistencia en la presión, aumentando así el caudal ofensivo favorecido en gran parte por el uso de extremos más puros como Luis Rioja, la movilidad de Josep Señé o la adaptación de Thaylor a banda, en contraposición al abuso del mediocampismo de la etapa anterior.
También ha sido importante en este tramo final la presencia de un Yelko Pino que, una vez asegurados los objetivos del Juvenil DH, ha vuelto a contar para el filial, asociándose con Josep Señé como compañero perfecto; un David Goldar que ha aumentado la seguridad defensiva junto a Jonathan de Amo, y también la irrupción de Néstor Díaz que ha demostrado grandes cualidades bajo los palos.
Y por supuesto una figura clave en este Celta B ha sido Borja Iglesias, que ha anotado nada más y nada menos que 17 goles -siendo el tercer máximo goleador del Grupo I de Segunda B y el máximo gallego- y repartiendo siete asistencias. Un referente en ataque, que desde su llegada al club no ha dejado de crecer y que cada día es mejor futbolista, y al que la categoría de bronce se le está quedando pequeña.
A pesar de todo lo sucedido, tanto lo bueno como lo malo, el filial ha conseguido mantenerse un año más en la categoría, un año difícil que esperemos haya servido para aprender de los posibles errores para no volver a cometerlos de cara al futuro.
Publicado por Edgar Garrido
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