A Madroa, un destino universal

22 de octubre de 2014
Foto: Amanda Estévez
El Celta, en tanto no se construya la nueva ciudad deportiva que ha proyectado en Valadares, tiene que acomodarse a las dimensiones de A Madroa, que se les ha quedado pequeña. Esa limitación dificulta pero no impide que los técnicos de las categorías inferiores hayan ido a buscar talentos prometedores fuera de las fronteras gallegas. Doce jugadores de otras comunidades españolas y cinco extranjeros son parte del porvenir celeste, igual que los chicos llegados de fuera de Vigo y su comarca, ya que todas las provincias gallegas están representadas en el vivero celeste.

Aunque ahora se centren las energías en la remodelación de Balaídos, es la Ciudad Deportiva el proyecto más anhelado por Carlos Mouriño. Porque esas instalaciones, cuando se construyan, generarán patrimonio por dos vías: la inmobiliaria y la futbolística, en cuanto que habrá más facilidades para la producción de jugadores.

Aunque el club ha previsto consignar en sus presupuestos futuros las partidas que sean necesarias, la Ciudad Deportiva de Valadares no tiene fechas de ejecucion cerradas. Sigue verde a nivel administrativo. Así que el Celta se resigna a seguir empleando A Madroa, hogar querido durante tantos años pero cuyas hechuras se les quedan cortas en la idea de que la cantera crezca. "No tenemos limitaciones materiales, ya que el club nos da mucho, sino espaciales", resume Míchel Martínez, uno de los coordinadores de las categorías inferiores. "Pero nos adaptamos".

Gráfico: Simón Espinosa | Faro de Vigo
Esa estrechez física limita el "coto de caza" de los técnicos del Celta a la hora de atraer nuevos valores. La Ciudad Deportiva de Valadares, que incluirá una residencia propia, supondrá el gran salto adelante. De momento, el Celta se centra en la captación de los mejores talentos de su entorno y ha de moverse de manera más puntual en otros mercados. La procedencia de los jugadores refleja esta política. De los 222 futbolistas que la entidad viguesa tiene enrolados en los doce equipos de la cantera, 205 son gallegos. Hay doce de otras comunidades y cinco extranjeros.

La provincia de Pontevedra es el principal suministrador de material humano, con el 78,4 por ciento del total; Ourense (6,76%) y A Coruña (5,86%) le siguen en importancia. La presencia de lucenses se limita a tres jugadores.

En todo caso, tantos estos chicos de Lugo y otras zonas gallegas, como obviamente los de más allá del Padornelo, tienen que residir por su cuenta en el entorno vigués. El Celta, mediante acuerdos de colaboración, ha instalado a los jugadores del Celta B en el Marcote y a los demás, en los Sauces. En el primer centro residen 12; en el segundo, 17.

Mouriño sueña con el día en que el Celta pueda competir con otros clubes a la hora de apostar por promesas de otras latitudes. Pero ya ahora hay cinco extranjeros en la plantilla: el argentino Eduardo Pucheta, el marroquí Youssef Al Watani y el mexicano Javier Que Delgado en el Celta B; el peruano Francisco Duclós y el portugués Joao Alves, en otras categorías.

Tanto en estos como en los doce jugadores procedentes de otras comunidades se ha podido palpar el prestigio que el Celta está adquiriendo como tierra de oportunidades. "Hay chicos que han preferido venirse con nosotros, teniendo mejores ofertas económicas y de clubes más poderosos, porque ven que aquí existe una apuesta de futuro por la cantera", indica Míchel.

Y esto es igual de trasladable a Vigo y su entorno, de cuyo tejido de clubes modestos se han surtido clubes como el Villarreal o el Valencia, además de los inevitables Barcelona y Real Madrid. Pero el Celta ha recuperado su preeminencia en el corazón de chavales y directivas, muchas de las cuales están incluidas en el convenio de colaboración con la Asociación del Fútbol Aficionado Vigués. "Para nosotros, seleccionar jugadores de nuestro entorno resulta ahora mucho más fácil", confiesa Míchel. "Los chicos saben que existen posibilidades de promoción y quieren quedarse. Su sueño es llegar al primer equipo del Celta".


Publicado por Redacción


Fuente: Armando Álvarez | Faro de Vigo