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Desde entonces, el Celta ha sufrido una notable transformación. Llegaron al club jugadores como Augusto, Krohn-Dehli, Cabral, Fontás, Nolito o Charles –convertidos hoy en día en pilares del conjunto vigués– y se fueron algunos de los miembros más representativos de esa generación de canteranos que devolvió al equipo a Primera: Iago Aspas, Túñez, Roberto Lago... No es que la apuesta del club haya variado, sino que ha abierto paso a una nueva generación que poco a poco empieza a ganar peso en el primer equipo. Así, el Celta inicia hoy una concentración de pretemporada en Marbella –adonde llegó anoche– en la que Eduardo Berizzo trabajará con catorce canteranos que no participaron en el ascenso de 2012. Once de ellos tienen 20 años o menos y seis se han ganado ya una plaza en el primer equipo.
"La idea que tiene el club es perfecta para la gente que estamos abajo, que intentamos llegar arriba y esforzarnos para poder agarrarnos a todo lo que nos dan y nos ofrecen. No vale con estar aquí y conformarse. Tenemos que hacer el máximo para poder dar un buen nivel y que tanto el entrenador como el club estén contentos con nosotros", explica David Goldar (Portas, 1994), capitán del equipo juvenil que alcanzó la final de la Copa de Campeones en 2013 y que el curso pasado tuvo la oportunidad de debutar en Primera de la mano de Luis Enrique.
El Celta marca una filosofía que encuentra reflejo y respuesta en sus entrenadores. El técnico asturiano apostó por la cantera la pasada campaña como antes lo hicieron Paco Herrera o Eusebio Sacristán, cuya llegada mediada la temporada 2008/2009 fue clave en este sentido. A principio de esa temporada había subido al primer equipo Dani Abalo y un año antes lo habían hecho Jonathan Vila y Roberto Lago. Pero fue el técnico de La Seca quien de verdad empezó a confiar en las posibilidades que ofrecía esa generación que esperaba su oportunidad en las categorías inferiores del Celta, ya fuera en el filial o en el juvenil. Iago Aspas, Yoel, Hugo Mallo, Túñez, Toni y Joselu –traspasado después al Real Madrid por las necesidades económicas del club– dieron el salto al primer equipo. A principios del curso 2010/2011, ya con Herrera en el banquillo, lo hizo Álex López y un año más tarde se unió a ellos Sergio Álvarez.
Once canteranos formaron parte de la plantilla que alcanzó el ansiado ascenso en 2012: Vila, Lago, Abalo (que se fue cedido al Nástic en enero), Aspas, Yoel, Mallo, Túñez, Toni, Álex, Sergio y Borja Oubiña, capitán y referente de los jugadores que crecían en A Madroa con el sueño de llegar, algún día, al primer equipo.
Seis de esos once jugadores se han desvinculado del club en el último año. Dani Abalo rescindió su contrato para fichar por el Ludogorets búlgaro en junio de 2013. También el verano pasado, Roberto Lago se fue libre al Getafe y Iago Aspas fue traspasado al Liverpool por 9 millones de euros. Mediada la pasada campaña, Toni abandonó el Celta para emigrar a los Estados Unidos y en abril Túñez rescindió su contrato tras jugar cedido en el Beitar de Jerusalén para iniciar una nueva aventura en Malasia. El último en despedirse fue Jonathan Vila, quien no entraba en los planes de Berizzo y se desvinculó de la entidad la semana pasada.
El hueco dejado por unos canteranos ha sido cubierto por otros. En la campaña 2012/2013, ya en Primera División, debutaron con el primer equipo cuatro jugadores formados en A Madroa. El primero en hacerlo fue Jonny Castro (Vigo, 1994), que con sólo 20 años acumula ya casi medio centenar de partidos en la máxima categoría, pese a lo cual no se siente referente de esta nueva generación. "Para nada. Es cierto que soy el que lleva más partidos pero no me siento así. Yo llegué a la vez que Rubén Blanco, somos los que primero empezamos a entrenar con el primer equipo, y siempre apoyamos a los que vienen de abajo como a nosotros nos apoyaron cuando llegamos. Intentamos que se adapten lo máximo posible al equipo para que cada vez seamos más canteranos en la primera plantilla", apunta el lateral vigués, testigo en primera persona del cambio generacional que ha experimentado la plantilla en los dos últimos años: "Ya se sabe cómo es el fútbol: unos se van y otros vienen. Es bueno saber que hay cantera, que vienen buenas generaciones como se está demostrando. Es bueno saber que detrás tienes jugadores que pueden llegar al primer equipo sin gastar nada y que pueden ser grandes promesas".
Por edad, Jonny podía haber formado parte del equipo juvenil que alcanzó la final de la Copa de Campeones el año pasado en Vigo, pero entonces ya tenía ficha con el filial y jugaba con el primer equipo. Lo mismo le sucede a Rubén Blanco (Vigo, 1995), que protagonizó una aparición estelar en las dos últimas jornadas del curso 2012/2013, en las que el Celta de Abel Resino alcanzó la permanencia de una manera milagrosa. En esos dos últimos partidos, ante Valladolid y Espanyol, también jugó Levy Madinda (Libreville –Gabón–, 1992), tercero de un cuarteto de debutantes que completa Santi Mina (Vigo, 1995).
El delantero sí jugó, y brilló, en la Copa de Campeones de 2013. Era una de las cabezas visibles de un equipo dirigido por David de Dios y del que también formaban parte David Costas (Vigo, 1995) (que como Mina, Rubén, Madinda y Jonny ya forma parte del primer equipo tras dar el salto el curso pasado de la mano de Luis Enrique), el citado Goldar, Borja Fernández (Vigo, 1995), Jordan (Salvaterra, 1995), Samuel Araújo (Vigo, 1995), Yelko Pino (Vigo, 1996) y Fernán Ferreiroa (Vigo, 1995). Todos ellos trabajan desde hoy en Marbella a las órdenes del 'Toto' Berizzo. Ocho finalistas de la Copa de Campeones 2013 más Rubén, Jonny y David Soto (Ourense, 16 de octubre de 1993), que debutó en la temporada 2010/11 con Herrera. Once jugadores de 20 años o menos que se han convertido en los nuevos referentes de la cantera celeste junto con el citado Madinda; Jota Peleteiro (A Pobra do Caramiñal, 1991), que vuelve a Vigo tras dos cesiones consecutivas a Castilla y Eibar; y Óscar Santiago (Santander, 1991), portero del filial que también trabaja con el primer equipo.
Para todos ellos, la generación del ascenso –de la que sobreviven Oubiña, Álex López, Mallo, Yoel y Sergio– es un espejo en el que mirarse. "Es importante ver que hay gente del primer equipo que ha empezado como tú, que estás abajo, y que siguen ahí y siguen a un nivel muy alto trabajando como cuando eran jóvenes. Sobre todo, aprendes mucho de ellos. Son un espejo para saber cómo tienes que hacerlo, cómo tienes que guiarte", valora Goldar, consciente en cualquier caso de por el momento su equipo es el Celta B: "Sé que soy un jugador del filial que estoy entrenando con el primer equipo. Lo que tengo que hacer es intentar demostrar cada día al míster que puedo seguir ahí entrenando, que todavía tengo margen de mejora, que puedo ayudar al equipo. Todo lo que venga a mayores será bueno. Pero yo estoy centrado, sé que tengo que hacer un buen papel en el filial, sé que tengo que tener minutos, ganarme un puesto en el Celta B y en el momento que suba aquí a entrenar, en cualquier momento que tenga una oportunidad, dar mi tope e intentar demostrar que sí puedo estar. Pero eso es algo que decidirá el mister", asume.
Goldar, Borja Fernández o Yelko Pino afrontan su segunda pretemporada con el primer equipo. Semanas de trabajo que les valen para descubrir un mundo que Jonny, algo más experimentado, ya conoce mejor. "Cada vez se ves más claras las cosas. Sabes que ya no es un hobby, como podría serlo cuando estabas en juveniles o en cadetes. Sabes que te juegas la vida en cada partido, en cada entrenamiento, y que tienes que ir al cien por cien para ganarte el puesto, para entrar en el once o en la convocatoria. Siempre tienes que dar lo máximo para estar ahí", explica.
Jonny y Goldar afrontan cada entrenamiento como un reto, como una oportunidad para demostrar sus cualidades. Tienen muy claro cuál es el camino hacia el éxito y, también, que sus compañeros de andanzas tienen mucho futuro. "Borja, Yelko, Jordan, Fernán, Soto... Hay mucha gente que puede llegar al primer equipo y se está viendo", asegura Jonny, que considera "muy bueno que el filial pudiera conseguir la plaza de Segunda B porque los hace crecer todavía más y aprender antes". De la misma opinión es Goldar, que cree que el equipo que capitaneó en la Copa de Campeones de 2013 seguirá dando sus frutos: "Claro que sí. Aunque al final nunca se sabe quién puede despuntar, ni en qué posición, ni cuándo. Tienes que estar dándolo todo en cada entrenamiento, trabajando al cien por cien, para que en el momento que llegue la oportunidad, poder aprovecharla".
Publicado por Redacción
Fuente: Atlántico Diario
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