Foto: Amanda Estévez |
Día de despedidas... Ha sido un placer! pic.twitter.com/1e22xZ4zif
— Antón De Vicente (@antondevicente) Mayo 16, 2014
Antón de Vicente Adrio (Vigo, 1989) llegó al Celta en el verano de 2012, tras un paso muy bueno por el Coruxo FC de Segunda B, donde fue uno de los puntales del conjunto de O Vao. Llegó con la clara misión de ser un hombre importante en el esquema de Pichi Lucas.
El rendimiento de Antón fue inmediato. Su trabajo, su lucha y su polivalencia (Pichi lo probaría en el puesto de defensa central) le llevaría a las puertas del primer equipo. Con Paco Herrera fue convocado para los encuentros ante Mallorca (en casa) y Athletic Club (en el viejo San Mamés). Sin embargo, debido a las circunstancias de los partidos, no tuvo la suerte de poder debutar en la máxima categoría.
El joven centrocampista hizo un año excelente, de los mejores de su carrera. El Celta B se mantenía en las primeras posiciones ligueras, y entrenaba con asiduidad con el primer equipo. La marcha de Paco Herrera sería dura para él, puesto que fue quién confío en sus cualidades y le dio la oportunidad de sentarse en el banquillo de Balaídos.
Sin embargo, su trabajo constante le llevó a gozar de otra oportunidad con el Celta. Debido a las bajas, Abel Resino lo convocó junto a su compañero Rubén Blanco a viajar a Valladolid para el partido más crucial de la temporada. El guardameta pudo debutar, debido a la lesión de Javi Varas. Antón, nuevamente, se quedaba a un paso del debut.
El Celta B lograba el ansiado ascenso a Segunda División B. Tras un gran partido en Getxo, la alegría se contagió en el vestuario. Semanas después, varios jugadores se reunieron con el club para tratar su renovación. Entre ellos, estaba Antón de Vicente, que se mostraba así de contento por seguir otro año más en el Club:
Día feliz. No es un día cualquiera . Vestir la camiseta de la afouteza&corazon&orgullo&tradicion hace q se cumpla un año más mi sueño!
— Antón De Vicente (@antondevicente) julio 8, 2013
Sin embargo, una mala serie de resultados iría lastrando al equipo de David de Dios, que poco a poco iría bajando peldaños en la clasificación. Finalmente, se consumió el descenso de categoría, tan sólo un año después de la vuelta a la división de bronce.
Se cierra así una etapa inolvidable para Antón de Vicente, que defendió por dos temporadas la camiseta del equipo de su vida. A pesar de los malos resultados de este segundo año, el esfuerzo, la dedicación y la profesionalidad del centrocampista vigués han sido intachables. Desde aquí, tan sólo cabe agradecerle todo su trabajo y desearle muchísima suerte en su nueva etapa.
Publicado por Berto Carballo
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