Foto: Marta Vigo |
"Me siento bien, pero todavía me falta un poco", comentaba el marinense días antes de visitar el Bernabéu, en donde se había lesionado de gravedad en enero del 2013. Tres partidos después, ese poco parece superado. Ante el colista Hugo Mallo entró en 77 ocasiones en contacto con el balón, sus pases fueron acertados en un 80 % de los casos y no fue rebasado por ningún rival. A lo sumo, le cobraron tres faltas.
Hugo Mallo se ha convertido a sus 22 años en uno de los símbolos de la cantera, el único de todos ellos que pasó directamente desde el juvenil al primer equipo sin parada en el filial. Desde que llegó al Celta de la mano de Eusebio no ha parado de crecer, pero una lesión tan grave como la rotura de un ligamento cruzado podría abrir dudas, especialmente por tratarse de un jugador tan físico.
El marinense ha respondido a todos los retos. El primero, entrenar con el grupo desde el primer día de pretemporada después de haberse quedado sin vacaciones para apurar la recuperación. El segundo, recuperar la titularidad en el lateral derecho hasta el punto de perderse únicamente dos partidos: el de Getafe por decisión técnica (Luis Enrique no quería arriesgar cargándole con tres partidos en ocho días) y un segundo por sanción al cumplir el ciclo de cinco amarillas.
El tercer reto era volver al nivel de antes de la lesión e incluso superarlo. Le ha bastado media Liga para conseguirlo. Primero lo hizo a nivel defensivo. "Los defensas lo primero que tienen que hacer es defender", es uno de sus lemas y lo cumple a rajatabla. Pero su condición física le permite también hacer alguna visita hasta la línea de fondo del equipo rival. En Segunda incluso fue capaz de estrenarse como goleador al marcar en Villarreal. Y esa proyección ofensiva apareció de nuevo el viernes con toda su intensidad. Hugo fue un puñal por su banda, se hartó de subir para asociarse con Rafinha y terminó firmando una asistencia de gol, la segunda del curso.
Ahora, con cuatro meses de Liga por delante, el próximo objetivo debe ser mantener el actual pico de forma y los niveles de confianza que le han devuelto al camino que un día truncó la lesión. De mantener esta progresión no puede descartarse el regreso, a la selección (aunque ya tendría que ser a la absoluta) y que su nombre vuelva a asociarse con equipos ilustres del fútbol europeo como ya sucediera en su día. Aunque ninguno de los dos asuntos está en su cabeza. Solo piensa en firmar la permanencia con el equipo que le ha visto crecer desde que era alevín.
Publicado por Redacción
Fuente: La Voz de Galicia
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